El patito presuntuoso

 

En el estanque tranquilo de una granja nadaba un patito presuntuoso.

—¡Ah! decía, soy un pato distinguido. Sé nadar, sé correr, sé volar, cuac, cuac.

A poco pasó cerca de él un pececito rojo.

—Pececito, dijo el patito presuntuoso, tú sabes nadar pero no puedes correr ni volar como yo, y al decirlo se deslizaba orgulloso sobre el agua.

Poco después acertó a pasar por ahí una liebre.

—Liebre, dijo el patito presuntuoso, tú sabes correr pero no puedes nadar ni volar como yo, y saliendo trabajosamente del estanque echó a correr con sus cortas patas.

No había pasado mucho tiempo cuando oyó el melodioso canto de un jilguero.

—Jilguero, dijo el patito presuntuoso, tú sabes volar pero no puedes correr ni nadar como yo.

En esto el patito escuchó tuú-tuú.

—¿Por qué eres presuntuoso? Preguntó la lechuza sabia. 

Es cierto que sabes nadar, pero el pececito nada mejor que tú.

Es cierto que sabes correr, pero la liebre corre más rápidamente que tú.

Es cierto que sabes volar, pero el jilguero vuela más alto que tú.

Entonces el patito presuntuoso inclinó la cabeza y muy avergonzado se fue al estanque otra vez.


Carmen Norma

El patito presuntuoso - Español - Generación: 1972 - Grado: 2°









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