El lobo y el perro
Un lobo flaco y hambriento encontró, por casualidad, a un perro gordo y bien comido. Después de saludarlo, preguntó el lobo:
-¿Qué haces para estar tan bien?
-Estarías igual que yo -respondió el perro- si quisieras prestar a mi amo los mismos servicios que yo le presto.
-¿Qué servicios son esos? -preguntó el lobo.
-Guardar su puerta y defender de noche su casa contra los ladrones.
-Bien, estoy dispuesto. Ahora sufro el frío y el hambre. Será mucho mejor estar bajo techo y tener abundante comida.
-Pues ven conmigo -dijo el perro.
Mientras caminaban, el lobo vio el cuello pelado del perro por causa de la cadena.
-Dime amigo -le dijo-: ¿por qué tienes así el cuello?
-Como les parezco demasiado inquieto -repuso el perro- me atan de día para que duerma cuando hay luz y vigile cuando llega la noche.
-Pero si deseas salir, ¿te lo permiten?
-No, eso no -dijo el perro.
-Pues entonces -contestó el lobo- goza tú de tus bienes, porque yo no quisiera estar tu satisfecho a condición de no ser libre.
Fedro
El lobo y el perro - Español lecturas - Generación: 1982 - Grado: 3°
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