Cuento de un conejo

 

Un día andaba un conejo blanco mordisqueando el pastito verde, cuando vio brillar una moneda de plata. La recogió, y estuvo mirándola un buen rato. 

No podía creer que él, un conejo que nunca se había encontrado nada, fuera ahora dueño de una flamante moneda de plata.

—¿Qué compraré? —pensó el conejo—. Si compro pan pronto se me acabará; si compro dulces, me los como en un momento y me quedo sin nada; si compro galletas, tampoco me durarán. ¡Ya sé! Compraré una guitarra; eso es lo mejor.

El conejo compró una guitarra

Se sentó, cruzó la pierna, acomodó su guitarra entre los brazos y empezó a tocarla. 

Lo hacía tan bien que poco a poco fueron llegando la ardilla, la liebre, el venado, el zorrillo y el gorrión para oír cómo el conejo tocaba su guitarra,

De pronto el zorrillo le dijo:

—Préstame tu guitarra un ratito.

—No, porque te va a gustar mucho y luego vas a querer robármela.

—No, no te la robo; palabra de honor que no te la robo.

El conejo se dejó convencer y le pasó la guitarra al zorrillo.

Éste comenzó a tocarla, y como las piezas le salían muy bien afinadas, se entusiasmó y se quedó tocándola mucho tiempo.

Entonces el conejo le dijo:

—Dame la guitarra porque ya me voy de aquí.
—No, no te la devolveré porque tú me la regalaste.
—Cuándo te regalé mi guitarra? ¡Eso no es cierto!
—Acuérdate que me dijiste que podía quedarme con ella. Y si insistes te rociaré, y tu ya sabes con qué.



El conejo empezó a llorar tamaños lagrimones, y el zorrillo se retiró un poco para seguir tocando la guitarra, pero se sentó, sin darse cuenta, en un hormiguero. 
Las hormigas le picaron tan fuerte al zorrillo, que éste dejó caer la guitarra y huyó despavorido. 

Entonces el conejo, muy contento, recogió su guitarra, se sentó, cruzó la pierna, levantó los ojos al cielo, y comenzó a tocar.

Cuento tradicional popoloca (Puebla)

Cuento de un conejo - Español lecturas - Generación: 1972 - Grado: 4°







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