La junta de los ratones
- Nuestra suerte sería feliz si no fuera por el gato dijo uno.
- Sí, ¡maldito gato! dijo otro.
- Vivimos asustados, temblando todo el tiempo.
- Ya no podemos más.
- Nunca podemos comer a gusto.
- El gato llega tan callado...
- Y da unos saltos tan enormes y tan rápidos...
Otros muchos ratones tomaron la palabra, y a veces hablaban varios al mismo tiempo.
Pero a nadie se le ocurría la manera de evitar tamaños sustos.
Dé repente, por encima de todas las voces, se oyeron los gritos de un ratón que tenia fama de inteligente:
―¡Yo sé lo que hay que hacer! Tengo en mi agujero un cascabel que suena muy bien.
¡Ése es el remedio! Basta esperar que el gato esté dormido y colgarle el cascabel al cuello.
Así, cada vez que el gato nos ande buscando el mismo nos avisará y podremos escapar a tiempo.
El discurso fue un gran éxito. Unos abrazaban al orador, otros lo besaban, otros le daban palmaditas, otros le decían palabras de felicitación, y todos los demás aplaudían.
Pero había un ratón viejito que no aplaudía ni nada.
Le preguntaron por que, y el contesto:
- La idea no es mala, pero aplaudiré cuando sepa una cosa: quien se animará a ponerle el cascabel al gato.
Cuento tradicional
La junta de los ratones - Español lecturas - Generación: 1988 - Grado: 2°
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